Nota de contenido: | El trabajo de Bar-tal se centra en las creencias grupales. Considera que éstas son las representaciones cognitivas que, junto a la categorización social del yo, subyacen a la identidad de la persona. Los contenidos de las creencias grupales pueden variar en gran medida de unos grupos a otros. En general, sin embargo, se referirán a normas que regulan el funcionamiento del grupo, a valores a los que el grupo se adhiere, a objetivos que persigue o a la ideología que comparte. En cualquier caso, es el hecho de compartir unas creencias específicas lo que define la unicidad del grupo, sin olvidar, claro está, la categorización social inicial. En su capítulo, Worchel mantiene que el mayor o menor peso de la identidad social frente a la personal, o a la inversa, no depende sólo de las características de la situación, definida en términos generales, sino del período de evolución del grupo. Es cierto que el período de desarrollo grupal constituye, en sí mismo, una situación. Sin embargo, apenas si se le ha dedicado atención como tal en la Teoría de la Identidad Social. En resúmen, el trabajo de Worchel sobre el desarrollo temporal del ciclo grupal muestra la adecuación de la tesis de este autor, a saber, que el individuo responde al contexto en que se encuentra dando más paso a un polo u otro de su identidad en función de las demandas de la situación. El trabajo de Drigotas y cols. se centra en la comprensión del llamado "efecto de la discontinuidad", que consiste en la mayor competitividad de la conducta intergrupal con respecto a la interindividual en igualdad de condiciones. En gran medida, éste ha sido también el objetivo de la Teoría de la Identidad Social. Sin embargo, estos autores sugieren que la explicación que proporciona dicha teoría no es suficiente. El capítulo de Morales y cols. se centra en la orientación social individualismo-colectivismo y en su relación con la Teoría de la Identidad Social. El individualismo-colectivismo, considerado como una toma de posición sobre la relación entre el individuo y la sociedad, puede adoptar valores característicos de una cultura en su globalidad o, desde otro punto de vista, puede servir para distinguir a unos individuos de otros dentro de la misma cultura. Montero revisa en su capítulo el problema de ciertos grupos que, como los latinoamericanos, tienen una autoimagen negativa y que no muestran un sesgo de favorabilidad hacia el propio grupo sino hacia un grupo externo, generalmente extranjero. Con otras palabras, no presentan etnocentrismo sino altercentrismo. La importancia teórica del trabajo de Montero reside en su capacidad para desvelar una limitación central de la TIS, a saber, cómo explicar el funcionamiento sociocognitivo de los grupos dominados. En efecto, éstos no se movilizan y tampoco resulta posible para sus integrantes la movilidad o ascenso individual a grupos de mayor estatus. Dos elementos explicativos de los fenómenos de identidad nagativa ambivalente y de hipervaloración de exogrupos, no elaborados en la TIS tal vez por su carácter cognitivo y estático, son la influencia de los valores culturales y de la historia. Así, los efectos de los contextos de movilización, "normalidad" y derrotas o reflujo de los movimientos sociales serían fundamentales para explicar el funcionamiento sociocognitivo de los grupos dominados |