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Un paraíso para las multinacionales... ¿o eso era antes?

Martín Cúneo y Emma Gascó (Diagonal, nº 209, noviembre 2013)

Miércoles 27 de noviembre de 2013

En 1995, cinco mil indígenas u’wa amenazaron con un suicidio colectivo si las petroleras Oxy y Shell entraban en sus territorios. Era una forma de decir que la explotación petrolera equivalía a la muerte de su pueblo. Dos años después, la Corte Constitucional colombiana les daba la razón. Las petroleras tuvieron que retirarse.

Podría parecer un hecho curioso y aislado, para el que hasta el cantante Sting prestó su imagen. De no ser porque en abril de 2000, en Cocha­bamba (Bolivia), la población expulsó literalmente a pedradas a un consorcio de multinacionales –la española Abengoa entre ellas– que se había hecho con el servicio del agua. Una situación que se repetía dos años después en Arequipa (Perú), donde la población evitó que se privatizara la empresa de energía.

Cada vez quedaba más claro que no se trataba de casos aislados. En octubre de 2003, los movimientos sociales bolivianos provocaron la caída del presidente neoliberal Gon­zalo Sánchez de Lozada. Este político había intentado que otro consorcio de tres multinacionales –una de ellas Repsol– exportara gas a EE UU a través de Chile dejando en Bolivia apenas el 12% de los beneficios. Le costó la presidencia. Los movimientos sociales ecuatorianos ya habían impulsado la destitución de dos presidentes por sus políticas neoliberales: Abdalá Bucaram en 1997 y Jamil Mahuad en 2000. Por los mismos motivos también caerían en 2005 Lucio Gutiérrez en Ecuador y Carlos Mesa en Bolivia.

América Latina entera estaba cambiando. Los nuevos gobiernos surgidos de esta ola de protestas, llamados “progresistas” o del “socialismo del siglo XXI”, dejaron atrás las políticas más ortodoxas del Con­senso de Washington. Los Estados recuperaron protagonismo en la economía, generalizaron las ayudas sociales gracias a un espectacular aumento del precio de las materias primas y en muchos casos renacionalizaron algunas empresas privatizadas durante los años 90.

Pero, según defiende el analista uruguayo Raúl Zibechi, el modelo neoliberal siguió funcionando en América Latina. Ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, defiende Zibechi, sino que se ha volcado en la apropiación de los “bienes comunes”, los recursos petroleros y minerales, el agua, la tierra, para abastecer las necesidades industriales y especulativas de las viejas potencias, y también de las nuevas, como India, China, Corea o Brasil. No obstante, estas compañías –a menudo empresas estatales– se han encontrado con una resistencia generalizada. En el negocio de la minería metálica a gran escala y a cielo abierto es donde las empresas más han notado las pérdidas.

Según afirmaba recientemente César Padilla, del Observatorio de Conflictos Mineros de América La­tina (OCMAL), en los últimos años este movimiento continental de oposición a la megaminería ha causado daños económicos a las multinacionales por valor de 30.000 millones de dólares. Para este investigador, “la resistencia ha puesto en jaque a la minería” en países tan diversos como Colombia, Perú, México, El Sal­vador, Argentina y Guatemala.

En 2002 se producía la primera gran victoria contra la minería metálica a gran escala: los vecinos de Tambogrande, en el norte de Perú, lograban expulsar a la minera canadiense Manhattan tras meses de protestas y una consulta popular, la primera realizada en el continente. La experiencia se replicaba al año siguiente en Esquel, en la Patagonia argentina, donde un novedoso movimiento vecinal impidió una mina de oro a cielo abierto que pretendía llevarse el 97% de los beneficios y dejar a cambio millones de toneladas de agua contaminada con cianuro.

Estas dos experiencias se convirtieron en un referente inevitable de los centenares de conflictos que estallaron en todos los países. Loncopué, Andalgalá, Chilecito, Tinogasta, Puno, Cocachacra, Quilish, Cañaris, Íntag, Santur­bán, Careperro, Guarjila, San Isi­dro, Sipacapa, San José del Golfo, San Rafael Las Flores... Todos estos nombres corresponden a localidades, de sur a norte del continente, que han conseguido frenar hasta el momento minas a cielo abierto de oro, plata, uranio, cobre, entre una larga lista de minerales de la tabla periódica.

En los últimos años, Perú y Guatemala se han sumado al club de países convulsionados por manifestaciones y cortes de carreteras. En Perú, desde 2009, las luchas de las comunidades de la sierra y la costa han conseguido paralizar decenas de emprendimientos mineros transnacionales. En Guatemala, desde 2005, se han realizado 74 consultas para impedir megaproyectos, principalmente hidroeléctricas y minas a cielo abierto. Este proceso, además, está ayudando a reparar el tejido social destruido por el conflicto armado (1960-1996), afirma Claudia Samayoa, destacada defensora de derechos humanos. Según Sama­yoa, gracias a las consultas, se está empezando a “superar el miedo”. Para la líder maya kakchiquel Ro­salina Tuyuc, se trata de un proceso muy “novedoso porque ya no son las organizaciones las que abanderan estas luchas, sino las comunidades”.

Por estar “sentados” sobre los recursos naturales, las comunidades campesinas e indígenas, “pueblos enteros prescindibles en el esquema”, son los que han liderado esta resistencia y han ofrecido con mayor claridad fórmulas alternativas, expone Gustavo Esteva, director de la Universidad de la Tierra de Oa­xaca, en México. Este analista no sólo reconoce los reveses recibidos por las empresas multinacionales, sino que va mucho más allá: afirma que los movimientos han contribuido a la actual crisis del capitalismo. “La combinación de luchas de los pueblos ha ayudado a detener la expansión del capital. La crisis actual no es simplemente la codicia de los de Wall Street, si no que, entre comillas, nosotros la creamos. Cierto tipo de luchas se libraron en secreto. Son luchas que paran el proceso de expansión, como la lucha contra las mineras. Y el capital que no crece, muere”, dice.


Algunas historias de resistencia

  • 2005: La multinacional del agua Suez abandona El Alto (Bolivia) tras una revuelta. Las movilizaciones llevan a subir las regalías a las petroleras del 18% al 50%. Sipacapa (Guatemala) impide la ampliación de la mina Marlin.
  • 2006: Un levantamiento indígena en Ecuador expulsa a la petrolera Oxy y frustra la firma del TLC con EE UU. Bolivia recupera la mayoría accionarial en sus petroleras.
  • 2008: 32 campos petroleros de la Faja del Orinoco (Venezuela) pasan oficialmente a control estatal, dentro de un plan más amplio de nacionalizaciones.
  • 2009: En Ecuador, el movimiento indígena paraliza la ley de agua, que abría la puerta a la minería trasnacional. El baguazo (Perú) tumba cuatro decretos que entregaban la Amazonía a las multinacionales
  • 2011: Las comunidades de Puno (Perú) obligan al Gobierno a retirar el proyecto minero Santa Anta.
  • 2012: 30.000 campesinos e indígenas ganan el juicio a Chevron-Texaco en Ecuador.
  • 2013: Comunidades campesinas e indígenas paralizan el proyecto minero El Tambor (Guatemala).

Martín Cúneo y Emma Gascó, autores de ‘Crónicas del estallido. Viaje a los movimientos que transformaron América Latina’ (Icaria, 2013), de próxima aparición.


Multinazionalentzako paradisua… ala, orain ez?

Azken urteotan, megameatzaritzaren aurkako mugimenduak 30.000 milioi dolar galdu eragin die multinazionalei.

1995ean, bost mila u’wa indigenak mehatxu egin zien Oxy eta Shell petrolio-konpainiei, beren lurraldeetan sartzen baziren beren buruaz beste egingo zutela. Petrolioaren ustiapenak herria akabatuko zuela esan nahi zuten. Urte bi geroago, Kolonbiako Gorte Konstituzionalak arrazoia eman zien. Petrolio-enpresek atzera egin behar izan zuten.

Gertaera bitxi eta isolatua eman dezake; pentsa, Sting kantariak ere bere irudia eskaini zien. Baina, 2000ko apirilean, Boliviako Cochabamban, ur-zerbitzua bereganatu zuen multinazional-kontsortzio bat –Abengoa espainiarra tartean zen– harrika bota zuten, literalki, herritarrek. Gauza bera gertatu zen, bi urte geroago, Arequipan (Perun): energia-enpresa pribatizatzea eragotzi zuten bertako biztanleek.

Gero eta argiago zegoen ez zirela kasu bakanak. 2003ko urrian, Gonzalo Sánchez de Lozada presidente neoliberala boteretik kentzea lortu zuten Boliviako gizarte-mugimenduek. Hauxe zen politikari horren asmoa: hiru multinazionaleko –Repsol tartean– beste kontsortzio bati Txilen zehar gasa AEBra esportatzen uztea, Bolivian mozkinen % 12 soilik utzita. Lehendakaritza galdu zuen. Ekuadorreko gizarte-mugimenduek ordurako bi presidente kargugabetu zituzten, politika neoliberalengatik: Abdalá Bucaram 1997an eta Jamil Mahuad 2000n. Arrazoi berberengatik erori ziren, 2005ean, Lucio Gutiérrez Ekuadorren eta Carlos Mesa Bolivian.

Latinoamerika osoa aldatzen hasia zegoen. Protesta-olde horretatik sortutako gobernu berriek atzera utzi zituzten Washingtoneko Kontsentsuaren politikarik ortodoxoenak, eta gobernu “aurrerazaleak” edo “XXI. mendeko sozialismokoak” esaten zaie. Estatuek protagonismoa berreskuratu zuten ekonomian, gizarte-laguntzak orokortu egin zituzten (lehengaiek prezioetan igoera ikusgarriak izateari esker) eta, kasu askotan, 90eko urteetan pribatizatutako zenbait enpresa nazionalizatu egin zituzten atzera.

Alabaina, Raúl Zibechi analista uruguaiarrak defendatzen duenez, eredu neoliberalak lanean jarraitu zuen Latinoamerikan. Baina, Zibechiren hitzetan, pribatizazioak, ekonomia irekitzea eta desarauketak dagoeneko ez ditu xede. “Ondasun erkideak”, petrolio- eta mea-balaibideak, ura, lurra... berenganatzen dituzte, potentzia zaharren –eta berrien: India, Txina, Korea eta Brasil, adibidez– industria- eta espekulazio-premiei erantzuteko. Alabaina, konpainia horiek –sarritan estatuaren enpresak dira– erresistentzia gogorrarekin egin dute topo. Enpresek eskala handiko eta aire zabaleko meatzaritza metalikoaren negozioan sentitu dituzte gehien galerak.

Duela gutxi Latinoamerikako meatzarien gatazken behatokiko (OCMALeko) César Padillak esan zuenez, azken urteotan 30.000 milioi dolarreko kalte ekonomikoak sortu dizkie megameatzaritzaren aurkako mugimendu kontinental horrek multinazionalei. Ikertzaile horren esanetan, «erresistentziak estutasunean jarri du meatzaritza» herrialde ugaritan, besteak beste: Kolonbian, Perun, Mexikon, El Salvadorren, Argentinan eta Guatemalan.

2002an, eskala handiko meatzaritzaren aurkako lehen garaipen handia gertatu zen: Peruren iparraldeko Tambograndeko biztanleek meatzaritzako Manhattan enpresa kanadarra egoztea lortu zuten, hilabetetan protestaka ibili eta herri-galdeketa egin ostean. Kontinenteko lehena izan zen. Esperientzia hori Argentinako Patagoniako Esquel herrian errepikatu zen. Herritar-mugimendu berritzaile batek aire zabaleko urre-meategi bat jartzea eragotzi zuen. Mozkinen % 97 eramatea zen enpresa haren asmoa eta, trukean, zianuroz kutsatutako milioika tona ur uztea.

Herrialde guztietan lehertu ziren ehunka gatazkaren erreferentzia bihurtu ziren bi esperientzia horiek. Loncopué, Andalgalá, Chilecito, Tinogasta, Puno, Cocachacra, Quilish, Cañaris, Íntag, Santurbán, Careperro, Guarjila, San Isidro, Sipacapa, San José del Golfo, San Rafael Las Flores... ditugu adibide batzuk. Kontinentean luze-zabal hedatuta dauden herri horiek guztiek, taula periodikoko mineral askoren artean, aire zabaleko urre-, zilar-, uranio- eta kobre-meatzeei trabak jartzea lortu dute orain arte.

Azken urteotan, Peruk eta Guatemalak bat egin dute manifestazioek eta errepide-mozketek asaldatutako herrialde taldearekin. Perun, mendiko eta kostaldeko erkidegoen borrokei esker, hamarka meatzaritzako ekimen transnazional gerarazi dira 2009tik. Guatemalan, berriz, 2005etik 74 galdeketa egin dituzte, batez ere megaproiektu hidroelektrikoak eta aire zabaleko meategiak saihesteko. Prozesu horri esker, gainera, gatazka armatuak (1960-1996) hondatutako gizarte-ehuna indarberritzen ari dela esan du giza eskubideen defendatzaile handia den Claudia Samayoak. Samayoaren iritzian, «beldurra gainditzen» hasi gara galdeketei esker. Lider maya kakchiquel Rosalina Tuyucen iritzian, oso prozesu «berritzailea da, dagoeneko erkidegoak direlako borroka horietan gidari, ez erakundeak».

Baliabide naturalen gainean eserita daudelako, nekazari- eta indigena-elkarteak, «eskeman ezinbestekoak ez diren herri osoak», izan dira erresistentzia horretan buru, eta argitasun osoz eskaini dituzte ordezko formulak, Gustavo Estevak, Mexikoko Tierra de Oaxacako unibertsitateko zuzendariak, azaldu duenez. Analista horren hitzetan, enpresa multinazionalek ezbehar askori egin behar izan diote aurre, baina ez hori bakarrik: kapitalismoak egun bizi duen krisian zeresana izan dute mugimendu horiek. «Herritarren borrokak kapitalaren hedapena eteten lagundu du. Egungo krisia ez da soilik Wall Streetekoen diru-gosearen ondorio; komatxo artean, geuk sortu dugu. Zenbait borroka isilpean egin ziren. Hedapen-prozesua geldiarazten duten borrokak dira, meatzaritzen aurkakoa adibidez. Eta kapitala ez da hazten, hil egiten da», esan du.


Gertaera garrantzitsu batzuk

  • 2005 Suez ur-multinazionala El Altotik (Boliviatik) joan zen, matxinada baten ondoren. Mobilizazioak tarteko, petrolio-enpresen erregaliak handitu egin ziren: % 18tik % 50era. Guatemalako Sipacapan Marlin meategia handitzea eragotzi zuten.
  • 2006 Ekuadorren indigenak matxinatzearen ondorioz, Oxy petrolio-konpainiak alde egin behar izan zuen, eta merkataritza askeko ituna ezin izan zen sinatu AEBrekin. Boliviak bere petrolio-enpresetako akzio gehienak berreskuratu zituen.
  • 2008 Venezuelako Orinokoko zerrendako hogeita hamabi petrolio-eremu estatuaren kontrolpean geratu ziren, nazionalizazio-plan handiago baten baitan.
  • 2009 Ekuadorren, meatzaritza transnazionalari ateak irekitzen zizkion uraren legea paralizatu zuen indigenen mugimenduak. Amazonia multinazionalei ematen zieten lau dekretu indargabetu zituen Peruko baguazoak.
  • 2011 Punoko (Peruko) erkidegoek Santa Anta meategi-proiektua bertan behera uztera behartu zuten gobernua.
  • 2012 Hogeita hamar mila nekazarik eta indigenak Chevron-Texacori epaiketa irabazi zioten Ekuadorren.
  • 2013 Nekazari- eta indigena-taldeek Guatemalako El Tambor proiektua gerarazi zuten.

Ver en línea : Diagonal, nº 209, 7-20 de noviembre de 2013.


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