Resumen: | ¿Educamos en la diversidad afectivo-sexual?. Ésta es la pregunta que se hace el Grupo de Educación del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), autor del presente informe. La respuesta es no. Tras haber encuestado, de manera presencial y anónima, a 5.272 alumnos de 37 colegios públicos de Secundaria de la Comunidad de Madrid, la investigación concluye que la homofobia es una constante en el sistema educativo.
Los datos revelan, en concreto, que el 5,73% del alumnado encuestado se define como LGB, el 3,52% prefiere no contestar y el 90,75% heterosexual, pero que el 81% del alumnado LGB no se atreve a ‘salir del armario’ en su centro educativo, frente a un 19,11% que sí lo ha hecho. Por orientación sexual, sólo el 13,70% de las lesbianas ha ‘salido del armario', confirmando la mayor invisibilidad de las mujeres lesbianas ya desde la adolescencia. El 25,35% del alumnado reconoce tener prejuicios respecto a la homosexualidad, bisexualidad y transexualidad, y el 17,85% admite tener un comportamiento homófobo al añadir insultos o reírse de un compañero agredido por ser o parecer LGB. Es destacable que el 5,08% del alumnado LGB diga haber sido agredido físicamente (patadas, golpes, empujones) alguna vez en su instituto por ser o parecer LGB, y otro 11,53% adicional manifieste haberlo presenciado. Entre quienes reconocen abiertamente su orientación sexual heteronormativa, el porcentaje del alumnado que sufre violencia física es tres veces mayor que el de quienes continúan ‘en el armario’. Los resultados por sexo demuestran que si bien no hay diferencias en la observación de agresiones entre chicos y chicas, el 72,09% de las agresiones se dirigen a chicos, entre los que la violencia física es más frecuente. En relación a la familia, la expectativa de ser rechazado por la familia es superior entre aquellos que tienen progenitores extranjeros (58,19% frente al 38,88% españoles), son bisexuales o son chicos (56,91% frente al 43,98% chicas). Por último, sorprende que el 41,82% del alumnado encuestado considere que el profesorado hace poco o nada ante insultos homófobos en el aula.
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