Resumen: | En este artículo se trata de descubrir las incógnitas del crecimiento económico en la UE y España y el por qué de su divergencia con respecto a EEUU. Al menos desde mediados de los años 90 existe una cierta preocupación sobre la baja tasa de crecimiento económico registrado por la Unión Europea. Esta preocupación motivó que, a principios de esta década, el Consejo de Gobierno de la UE fijara como principal objetivo económico que esta área se convirtiera en la región del mundo más dinámica, innovadora y con mayor peso de la economía del conocimiento, manteniendo un entorno favorable a la innovación tecnológica y a la cohesión social. El cumplimiento de este objetivo, que permitiría converger en renta per cápita con Estados Unidos, el país de referencia a estos efectos, depende crucialmente de la evolución de la productividad. Hasta la fecha, esta evolución ha sido poco favorable y, mientras que en Estados Unidos se ha producido un aumento de la tasa de crecimiento de la productividad en la segunda mitad de la década de los noventa, en la UE se observa una suave desaceleración, de forma que, por primera vez en mucho tiempo, el proceso de convergencia en la renta per cápita entre ambas áreas no sólo se ha detenido sino que, incluso ha revertido. Durante la segunda mitad del siglo XX y hasta mediados de los años 90, la UE ha disfrutado de tasas de crecimiento de la productividad más elevadas que la estadounidense. A pesar de ello, el PIB per cápita medio de los países de la Unión representa, en la actualidad, el 70% del de EEUU. Las causas de la desaceleración de la productividad acontecida en la UE y más especialmente en España, son variados. Por un lado, la brecha en la inversión en nuevas tecnologías entre EEUU, por una parte, y la UE y España, por otra, se amplió notablemente a partir de los 90 y se ha mantenido relativamente estable desde entonces. Por otro lado, el gasto educativo en los niveles superiores y el gasto en I+D sigue siendo muy reducido con respecto a las cifras de EEUU. Existen también otros factores a tener en cuenta a la hora de explicar la desaceleración de la productividad en Europa, como son la legislación sobre la competencia o la configuración del mercado de trabajo |